miércoles, 9 de junio de 2010

3. Balcón y Laberinto

Vivimos frente al muro
que alberga en su interior un laberinto;
atravesarlo es duro,
buscamos por instinto
la puerta que descubra algo distinto.

Si estás en el balcón
parece que el paseo es predecible;
renuncias a la acción,
comprendes lo visible,
pero en tu situación nada es tangible.

Pues grande lo real
se impone su extensión sin perspectiva,
error fundamental,
ceguera colectiva
que impide una visión definitiva.

Si ciegos caminamos,
balcón y laberinto en paralelo,
sabemos lo que erramos
después de que el del cielo
no nos permita ya tocar el suelo.

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